Un buen almuerzo antes de partir es garantía de un buen día. Como cereales y salgo por un corto día de 75 km. ¡¡¡Es curioso decir un día corto, ya que solía hacer un máximo de 40 km tres o cuatro veces en verano en Quebec!!! Es el Día de la Marmota desde el punto de vista de lo peligroso que es el camino. Compro plátanos en el camino.
Me lo paso bien en mi bicicleta. El camino es peligroso, pero escucho música para entretenerme. Hago parada en Jatibonico, un pequeño pueblo que me gusta. Me gustan los lugares con una dimensión humana. Desde el inicio del viaje he estado tratando de encontrar sandalias hechas en Cuba para reemplazar las que compré en China hace seis años. Finalmente encontré el artículo que quería y pagué 12 Cuc ($16 canadienses)
Recorrí los 75 km en menos de tres horas y media. Un viaje mucho más agradable que ayer. Sancti Spiritus es una ciudad muy hermosa, ¡me encanta!
Me doy el capricho de una buena hamburguesa con queso por 15 tazas (0,75 CAD).
Me encuentro una bonita habitación cerca de un bonito puente.
En el centro de la ciudad hay una impresionante sala de juegos para niños. Videojuegos en televisión HD, mesas de billar y air hockey. ¡Estoy sorprendido! ¡Cuba está cambiando rápidamente!
Disfruto de la vida relajada en mi hamaca, en la terraza de mis anfitriones que son muy amables. Poco a poco están transformando su casa con tres dormitorios privados con baño. ¡Fíjate en mi bronceado ciclista!
Aquí está la otra parte más interesante de la terraza...
Me gustaría poder vender mi bicicleta en Varadero al final del viaje si logro conseguir un buen precio. ¡¡¡La gente que vive en Varadero parece ser más afortunada!!! ¿Compraré otra bicicleta de Sarto Gagné en Victoriaville a mi regreso? Por cierto, esta es una tienda excelente, ¡gracias a Pascal Pépin por su excelente servicio y bajos precios! Aquí hay algunas bicicletas usadas que vi en una tienda, valen $100 canadienses... Una bonita mesa y 4 sillas por $300 CAD
Charlo con dos simpáticos cubanos en la esquina. Uno es vendedor de artículos hechos en Cuba y el otro es zapatero.
Finalmente compré un exprimidor de limón por 1 dólar.
Conozco a Roberto, un vendedor de souvenirs. Es muy amigable y habla un poco de francés. Le doy mi bandera de Quebec, a cambio él me da jarabe de arce. Le digo que es demasiado pesado para transportarlo en bicicleta. Luego me regala una bandera cubana que colgaré en mi salón de clases.
Para terminar este magnífico día, me preparo un buen Claro Kermato. Esta noche paso la velada con Roberto, él me invita a cenar. Me muestra restaurantes estatales y otros privados. Finalmente veo la diferencia entre los dos. Luego me muestra un lugar frecuentado por cubanos ricos. Damos un paseo en carruaje. Visitamos a su familia y me muestra su apartamento. Una hermosa tarde llena de alegría.
El mundo es generoso, ¡sé generoso!
David Beauchesne